Hace ya bastante tiempo que el skateboarding en Chile dejo de ser monopolio y privilegio de unas cuantas personas y de uno que otro medio en que se reproducían, constantemente, las imágenes de estos escasos exponentes de una escena que, de una u otra forma, se masificaría. No es que estemos quitando valor a una escuela que, por “vanguardista”, tendía a concentrarse en una minoría que poseía los medios económicos y comunicativos para comprar los implementos necesarios para desarrollar el skateboarding, viajar a otros países y tomar fotografías o hacer registros audiovisuales que aparecían en una sola revista o en un único video. Como parte de una historia posee su valor por sí sola, sin embargo, hoy en día la situación es diferente, y es aquí donde queremos apuntar.
En la actualidad el skateboarding es un deporte, hobby, trabajo, una manera de vivir (o la definición que cada cual posea) que se encuentra en cada rincón de este país, manifestándose de distintas maneras pero manteniendo un horizonte común: “la construcción de una nueva escena”. Es en esta construcción en donde nos encontramos gran parte de las personas que creemos y pensamos firmemente que el skateboarding puede y debe ser una forma de vivir, ya sea en términos “espirituales” al estar en contacto con un ambiente, ciertos grupos de personas y por supuesto con la tabla gran parte de nuestro tiempo, o en términos económicos, como manera de subsistir, de poder desarrollar el skate como un sustento para nuestras necesidades humanas (alimentarnos, educarnos, expresar nuestras habilidades, etc.). Cuando pensamos en este sentido es que tomamos el peso real de lo que puede llegar a ser el skateboarding para nuestro presente y futuro y cuando nos hacemos, individualmente, una introspección para saber de qué manera, cada cual, aportara en ese camino de construcción.
Cuando nos posicionamos desde esta óptica para ver el skate en este país, es cuando nos encontramos de frente con ciertas prácticas que no han podido, aun, ser superadas y que nos conducen a un retraso comparativamente enorme con la mayoría de las escenas extranjeras, especialmente con la norteamericana. No es que quiera buscar una similitud con un país como los Estados Unidos, sin duda, hay muchas cosas que podríamos reprobar de los modos de vida y de la industria del skate norteamericana, sino que creo que es necesario mirarnos a nosotros mismos (teniendo en cuenta, entre otras cosas, los avances que se hacen en otras regiones del mundo), evaluarnos y plantearnos lo que pretendemos ser o llegar a ser a través del desarrollo del skateboarding, con nuestras propias particularidades culturales, económicas y sociales (las que a fin de cuentas nos hacen ser distintos de los demás).
Son muchas las grandes empresas que están formando parte de lo que podríamos denominar como “industria del skate en Chile” (más de las que existían en esa primera época a la que hacía alusión al comienzo), sin embargo seguimos viendo que sus prácticas no se condicen en casi nada con lo que es un “aporte cualitativo” al desarrollo de una mejor y mayor escena del skateboarding en este país. Riders sin contratos, retirados los auspicios esgrimiendo el argumento de la “crisis”, incumplimiento de tratos publicitarios, escaso apoyo a los fotógrafos, camarógrafos, editores y diseñadores que hacen, con su trabajo, crecer estas empresas y posicionar las marcas más para el lucro que el beneficio de los que, día a día, se rompen las espaldas arriba del skate, tras las cámaras o el computador.
Qué decir de las autoridades, el crecimiento del skate en Chile ha sido “desigual”, “paradójico” y de una cuestionable “calidad”. Desigual porque vemos como se construyen, constantemente, grandes skateparks en la región metropolitana y una que otra región importante, mientras en las demás, la burocracia del gobierno y las promesas incumplidas, agotan la paciencia hasta de los más tercos gestores y skaters conscientes. Paradójico, porque parece demasiado extraño que viajando por pueblos de los más recónditos vayan apareciendo skateparks y lugares apropiados para desarrollar el skate (de lo cual nos encontramos muy contentos), mientras las “grandes ciudades” como Concepción, Valparaíso, Viña del Mar, La Serena, etc., que albergan a grandes cantidades de skaters no posean siquiera un lugar acondicionado para la práctica y el perfeccionamiento de los riders que deben conformarse con la arquitectura que presentan sus correspondientes localidades. La calidad, ha sido el talón de Aquiles de muchas de las “buenas intenciones” y los “apuros” por construir skateparks en Chile: pisos no compatibles, malos diseños, destrucciones y abandonos, han sido la tónica de las construcciones en que se desembolsaron grandes sumas de dinero, de las cuales no todas están invertidas en estos proyectos, abundando los desfalcos, las licitaciones oscuras y la asesoría de inexpertos en el tema. La autogestión del skateboarding sigue siendo la mayor expresión y el método elegido por los skaters, en gran parte de las regiones de Chile, que si bien muestra las capacidades de nosotros mismos por hacer nuestras propias cosas, choca con los problemas económicos y con las limitaciones impuestas por las “capacidades” constructivas.
Debido a esto es que como skaters conscientes, dentro de un contexto complejo para surgir, nos proponemos desarrollar un trabajo serio, riguroso, pero que no pierde la esencia de la diversión y el disfrute del skate, cosas que no necesariamente tienen que ser incompatibles, con nuestra vista puesta claramente en el fortalecimiento de todos los aspectos de la actual escena del skateboarding chileno, de los lazos que constantemente se forjan con otras culturas ya sea dentro de este continente como con Europa y otras regiones del mundo. No obstante, es necesario que todos los implicados en esta construcción se hagan parte de manera activa y que piensen en un cambio a aquellas “prácticas” que hicimos mención más arriba, que acabemos con las soberbias y los engaños que no hacen bien a nadie, para así generar una escena afiatada, fuerte, solidaria, lo que nos debería llevar a comprometernos con todas las instancias que hacen del skate en Chile algo “profesional”. Nuestro llamado esta hecho, nuestra disposición, hace bastante tiempo, asumida, solo resta que seamos cada vez más en la construcción de una nueva escena del skateboarding en Chile.
Texto Difundido por Dani Skata, Escrito por DARIO COVARRUBIAS y KROMASBKREW